Masei

Esta es la última parashá de libro de Números. Comienza con una revisión del itinerario de los israelitas desde Egipto hasta las orillas del río Jordán desde donde se divisa la Tierra Prometida.  Están por llegar al final del camino del éxodo desde Egipto para comenzar una nueva etapa de asentamiento y construcción..



Al final del capítulo 33 Dios le dice a Moshé que si no apartan a quienes están en su camino, entonces éstos se convertirán en  “aguijones en vuestros ojos y espinas en vuestros costados” Números 33:55 ¿Cómo entender esta advertencia?



Una forma de interpretarla es como un consejo cuando estamos concretando planes y desarrollando nuestro camino. Tenemos que tener cuidado de no dejar que se interponga aquello que nos impide cumplir con lo que queremos realizar. Pueden ser costumbres que nos cuesta cambiar, la pereza de levantarnos temprano que nos impide ir al gimnasio, el miedo a lo nuevo o lo diferente que nos tira para atrás. Si no los enfrentamos se pueden transformar en espinas molestas. De ahí el consejo de apartarlos.



Esta semana ya aparecieron los primeros alcauciles. ¡Que el trabajo de retirar las hojas espinosas, duras y puntiagudas no nos impida disfrutarlos!


Alcauciles con salsa de miel y mostaza

Lavar 6 alcauciles grandes
Cortar los tallos dejando una base chata.   
Con un cuchillo bien afilado cortar el tercio superior.  
Retirar las hojas duras de afuera del alcaucil.   
Con una tijera cortar las puntas pinchudas del resto de la hojas.
Poner en una olla con agua hirviendo.  Hervir 40 – 45 minutos.  Se sabe cuando están prontos cuando se puede retirar una hoja con facilidad.  Enfriar dados vuelta sobre una rejilla.
Servir acompañados con la salsa.

Salsa miel y mostaza
Mezclar
2 cucharadas vinagre de manzana
1 cta miel
1 cta mostaza tipo Dijon
Sal, pimienta
Agregar batiendo
6 cucharadas aceite oliva

Comentarios

  1. Es interesante que el texto habla de OJOS y COSTADOS.

    Los aguijones en los ojos nos impiden mirar hacia adelante. Más aún, nos hacen ver el futuro con dolor.

    Las espinas en nuestros costados nos inmovilizan: si no nos movemos no nos pinchan y duele menos.

    Hoy gregas una nueva dimensión: si ponemos las espinas de los alcauciles en la boca, es muy probable que nos lastimemos al hablar. O peor aún, que nuestras palabras lastimen a quien nos escucha.

    Con el agregado de la miel, el aceite de oliva y el vinagre suavizamos alguna aspinita que pudiera quedar.

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